Desinfección de depósitos y aljibes

El mantenimiento de los aljibes es un requisito legal que debe cumplirse al menos una vez al año, independientemente de su tamaño. Se requiere un equipo mínimo de dos personas para las reservas más pequeñas, siguiendo estrictos protocolos de seguridad, dada la naturaleza de los espacios confinados que representan estos depósitos.

Todos los productos utilizados en la limpieza deben estar debidamente registrados en el Ministerio de Salud. Los trabajadores deben proporcionar fichas técnicas que detallen los productos utilizados durante el proceso de desinfección y limpieza.

El procedimiento comienza con el vaciado del aljibe para eliminar los sedimentos y residuos incrustados en las paredes, utilizando hidrolimpiadoras y detergentes desinfectantes como el hipoclorito sódico. Tras un tiempo de exposición adecuado, generalmente 30 minutos, se procede a enjuagar las paredes y el fondo del aljibe con agua a presión, garantizando que el agua utilizada sea potable.

Una vez completada la limpieza y desinfección, el aljibe se llena con agua tratada y apta para su distribución. Es fundamental asegurar que el depósito esté herméticamente cerrado y que el área circundante esté libre de residuos o contaminantes.

Se recomienda realizar un análisis físico-químico y microbiológico del agua después de 15 días para verificar su potabilidad. Este examen evalúa parámetros como el pH, sabor, olor y turbidez, además de buscar la presencia de bacterias como la Escherichia Coli.

La falta de información sobre este proceso y su importancia puede llevar a situaciones en las que las personas consuman agua de baja calidad debido al mantenimiento inadecuado de los aljibes. Es fundamental concienciar sobre la importancia de mantener las reservas de agua en condiciones óptimas para garantizar la salud pública.